Durante las últimas décadas, el
extraordinario avance experimentado por las diferentes tecnologías y su
introducción en casi todos los sectores de la sociedad ha revolucionado la
mayor parte de las actividades, tanto a nivel macro como micro-económico, lo
que trae como consecuencia, la "Era del Conocimiento" -sustento de un
mundo globalizado- que exige de una alta preparación profesional, una capacitación
continua y vinculación entre los profesionales de diferentes disciplinas. Por
lo que es imprescindible situar el conocimiento, la ciencia y la tecnología en
lugares prominentes de la escala del saber y la inteligencia,1 en todas las
profesiones y oficios.
La tecnología existe en estrecho
nexo con el hombre, es un producto creado por el hombre y del hombre; es un
valor. Ella posibilita crear nuevos valores y modifica de manera sustancial los
existentes.
La tecnología nació asociada con
la actividad práctica del hombre. Miles de años después, se separó como ocurrió
con la ciencia. Ella es una fuerza poderosa en el desarrollo de la
civilización, sobre todo, a partir del momento en que fraguó su vínculo con la
ciencia. Ella -al igual que el lenguaje, los valores, el comercio y las artes-
es una parte intrínseca de un sistema cultural, que forma y refleja los valores
de un sistema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario